Lea Daniel, capítulos 6 y 10.
Hace miles de años, el rey de Babilonia, Darío, emitió un decreto según el cual, durante treinta días, ningún hombre podía orar, excepto a él mismo. Cualquiera que cometiera tal “delito” sería muerto. Aun así, Daniel, un profeta de la antigüedad que había sido “forjado en el vientre del aposento de oración” decidió obedecer las leyes
de Dios antes que las del hombre. Daniel había desarrollado la costumbre diaria de acercarse al trono del verdadero Rey tres veces por día y se negó a permitir que una persona le dijera lo contrario.
Daniel que la verdadera autoridad y el verdadero poder pertenecían al Trono de lo alto y se negó, aun enfrentando las bocas de los leones, a abandonar al único Rey
verdadero. El rey Darío no pudo comprender la decisión de Daniel. El decreto había sido emitido por solo treinta días; ¿no podía Daniel abandonar su vida de oración
por solo treinta días? ¡Absolutamente, no! Daniel se negó a dejar a un lado el amor trascendente de presentarse delante del Padre sin importar el costo. Finalmente, la
vida coherente de oración de Daniel tuvo como resultado la libertad de la esclavitud para su pueblo y una visitación del cielo. ¡Vaya!
Daniel comprendía que había lucha en los cielos por el pueblo de Dios. Fueron necesarios veintiún días de oración efectiva antes que se produjera una liberación en
su vida y en su nación. Pero él había luchado por su pueblo durante muchos años antes de ese momento, y fue la calidad de su vida lo que lo puso en alta estima. Así fue en la época de Daniel, hace miles de años, y así es hoy. Los dioses de esta era han cerrado las puertas de la vida diaria a Dios, pero la piedad volverá a triunfar.
Así como Dios colocó estratégicamente a Daniel en Babilonia, así está desarrollando nuevamente una generación de profetas que emitirán una “notificación de desalojo”
a los principados y los poderes que se han quedado aquí mucho más tiempo del deseado. Pero recordemos que los profetas se forjan en el vientre del aposento de oración, y la oración se enseña con la práctica y no con la teoría. ¡Eres es valioso para Dios!
Oración intercesora
“Dios, nos unimos a las oraciones que Daniel oró por su nación hace miles de años y pedimos que hagas volver a las naciones a ti. Nos plantamos firmemente para luchar
en nombre de esta nación y de nuestro mundo. Señor, haznos luchadores en este día y en esta hora.”
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